jueves, 15 de abril de 2010

Inicios de su acción política

En 1794 llegó a Buenos Aires una copia de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, sancionada por la Revolución francesa, que circuló clandestinamente por el virreinato. Ese año también regresaba Manuel Belgrano de sus estudios en Europa, con el cargo de secretario perpetuo del Consulado de Comercio de Buenos Aires. Ambos compartían ideas similares sobre el monopolio comercial español y los derechos de los criollos. Belgrano intentó nombrar a Castelli secretario interino del Consulado, como suplente suyo, pero enfrentó una fuerte oposición de los comerciantes españoles que demoró dicha designación hasta 1796. Los intentos de Belgrano por nombrar a Castelli como su sucesor se fundamentaban también en una enfermedad contraída por el mismo durante su estadía en Europa, que lo obligó a tomar prolongadas licencias en su trabajo.

Dos años después tuvo lugar una situación similar, para la elección de los integrantes del Cabildo de Buenos Aires de 1799. Castelli fue elegido regidor tercero, y rechazado por los comerciantes ligados al puerto de Cádiz. El pleito duró un año, hasta que finalmente el virrey Avilés acepta el dictamen del comerciante Cornelio Saavedra y confirmó a Castelli en el cargo, mediante orden real en mayo de 1800. Sin embargo, para entonces Castelli se excusó de asumir dicho cargo, ya que las funciones del Consulado ocupaban todo su tiempo. Esto fue visto como un insulto por los comerciantes peninsulares, entre ellos Martín de Álzaga.

Al llegar de españa el masón Francisco Cabello y Mesa Belgrano y Castelli lo apoyaron en dos proyectos: la creación de una "Sociedad Patriótica, Literaria y Económica", y la publicación del Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiografo del Río de la Plata, que sería el primer periódico porteño. Ambos proyectos tuvieron una escasa duración: la sociedad no llegó a constituirse y sus actividades fueron prohibidas por una orden real, mientras que la Corona ordenó al Consulado retirar su apoyo al periódico, que deja de ser publicado. En dicho periódico se mencionó por primera vez el concepto de patria y se habló de los habitantes como "argentinos". Además de Castelli, Cabello y Belgrano (secretario de la publicación), trabajaron el mismo Manuel José de Lavardén, Miguel de Azcuénaga y el fray Cayetano Rodríguez.

A pesar del cierre del Telégrafo Mercantil, los criollos aún deseaban expresarse a través de un periódico, por lo que Vieytes creó el Semanario de Agricultura, Industria y Comercio. Castelli colabora en él, al igual que todo el grupo que se reúne en casa de Rodríguez Peña. En dicho periódico se proponían ideas para la mejora técnica de la agricultura, quita de restricciones al comercio, desarrollo de manufacturas, etc. También se presentaron biografías de los autores de la revolución estadounidense, como Benjamín Franklin.

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